Triunfa el fascismo de Trump… ¡Todo el sistema está podrido e ilegítimo!
Donald Trump —triste célebre puerco y odiador de mujeres agarrador confeso de “coños”, mentiroso habitual desquiciado, vilipendiador antiinmigrante que vomita veneno nazi, “tírenles-en-las-piernas” supremacista blanco, prometedor de “retribución”, pisoteador del estado de derecho y fascista abierto al estilo de “Estados Unidos Ante Todo”— ha sido elegido presidente. En tan sólo algunas semanas, está programado su toma de los plenos poderes del estado.
En 2017, al abordar la pesadilla de la primera presidencia de Trump, Bob Avakian, líder revolucionario y autor y arquitecto del nuevo comunismo, dijo:
Lo que enfrentamos en este momento es que nos está gobernando un régimen fascista: que ataca implacablemente a los derechos y libertades civiles y promueve abiertamente la intolerancia y la desigualdad; que actúa con cruel indiferencia o calculada malicia contra aquellos que considera inferiores y un lastre o deshonra para el país; que está en una misión de negarles atención médica a millones de personas que sin ella, sufrirán, y muchos morirán; que degrada brutalmente a las mujeres, como objetos de saqueo, como reproductoras sin derecho al aborto o la anticoncepción, subordinadas al esposo y a los hombres en general; que rechaza la ciencia del cambio climático, ataca a la ciencia de la evolución y repudia el método científico en general; un régimen que blande un arsenal de destrucción masiva y que amenaza con una guerra nuclear; que redobla el terror de estado contra los musulmanes, inmigrantes y gente de las comunidades marginales de las ciudades; que azuza, anima y respalda a brutales golpeadores y su repugnante veneno de “Estados Unidos Ante Todo”, supremacía blanca, supremacía masculina y anti-LGBT — que alardea de todo esto y manifiesta su intención de hacer cosas peores.
Todo esto todavía se mantiene, pero esta vez está aún peor. Esta vez, Trump blande un “mandato” popular. Ha sacado lecciones de su experiencia anterior. Ha derrotado a sus enemigos en la escena electoral y viene maniobrando para hacerlo en la escena judicial. Esta vez, Trump cuenta con una Corte Suprema fascista. Ha purgado al Partido Republicano de cualquiera que se le opusiera. Y ha azuzado y aprovechado una ola de resentimiento fascista, privilegio frustrado y sed de retribución, para volver al poder. Trump tendrá menos restricciones, se soltará más y estará más resuelto que en su primer mandato.
Para agravar la situación, la mitad del país, en esencia, votó por esta pesadilla. Sí — votaron por esto. Y, como señala Bob Avakian en su mensaje digital REVOLUCIÓN #98:
Y no me vengan con esa tontería de que la razón básica por la que las personas apoyan a Trump se debe a que están sufriendo económicamente, y todo ese rollo. De hecho, muchos trumpistas están muy bien económicamente (y algunos son muy ricos). Pero incluso para aquellos que sí sufren penurias económicas, la pregunta que realmente va al grano es: ¿por qué apoyan al Donald Trump fascista integral, misógino (odiador de mujeres), racista, fomentador de ignorancia y mentiroso habitual? La respuesta sólo puede ser que, al mínimo, no ven nada malo en el racismo y la misoginia — lo que hace que ellos mismos sean misóginos y racistas (¡qué ironía más terrible para aquellas personas negras y otras personas de color que apoyan a Trump!). Al igual que aquellos que apoyaron a Hitler y a los nazis en Alemania, apoyan a un fascista porque para ellos el fascismo es atractivo.
Cualquier persona que aspire a mantener su humanidad en los meses y años venideros tiene que hacer frente directamente a esta situación.
Pero, a aquellos que aún sigan creyendo o esperando que el Partido Demócrata traiga algo tantito positivo en contra de esta pesadilla: aquí va otra verdad igual de importante: El Partido Demócrata no puede luchar contra estos fascistas de la manera en que corresponde luchar en su contra. No pueden hacerlo porque —como un partido de la clase dominante de este sistema del capitalismo-imperialismo— no pueden ofrecer una alternativa positiva al fascismo. No pueden dar los medios para obtener las cosas a las que aspiran las personas decentes. No pueden poner un fin justo a las cosas a las que odian las personas decentes. Esta realidad se concentra en la matanza genocida de los palestinos a manos de Israel, país al cual están armando y avalando Biden y Harris y el Partido Demócrata en su conjunto — así como el Partido Republicano, por cierto. Sean las que sean las diferencias que quizá tengan los demócratas y Trump sobre Rusia y Ucrania, están unidos en sus preparativos para una guerra contra China, con todas las terribles consecuencias respectivas, para la humanidad en conjunto.
Es más, a pesar de cierta pretensión y engaño de parte de los demócratas, lo mismo se aplica en torno a todos los temas cruciales que inquietan a las personas decentes — desde la destrucción acelerada del medio ambiente, a la opresión por motivos de raza, sexo y género, a la persecución de los inmigrantes. Los demócratas no pueden resolver nada de eso de manera justa, por la razón fundamental de que todo esto está integrado en este sistema al cual representan e imponen.
Tan sólo un ejemplo, entre muchos, es lo siguiente: ¿Vieron el “discurso de concesión” de Harris el día después de las elecciones? Pese a algunas trivialidades huecas sobre la “libertad”, el discurso era lisa y llanamente un mezquino miserable a capitular ante el fascismo de Trump sobre la base de la lealtad al sistema. Lealtad a este sistema el que ha engendrado este fascismo, de la mano con todas las otras monstruosidades que este sistema en Estados Unidos ha engendrado, desde sus principios en la esclavitud y el genocidio al día de hoy. Ninguna persona decente, quien odie la injusticia, debe seguir a Harris y sumarse a esta capitulación.
Todo esto —incluido el hecho de que estos demócratas no pueden luchar y no lucharán contra estos fascistas de la manera en que corresponde luchar en su contra— manifiesta una realidad más profunda. Este fascismo ha sido procreado y nutrido por este sistema del capitalismo-imperialismo. Este fascismo ha nacido del propio suelo de Estados Unidos, con toda su historia, y su realidad actual, de atrocidades horrorosas, sus relaciones fundamentales de explotación despiadada y opresión asesina de personas en Estados Unidos y por todo el mundo, y la cultura pútrida que ha racionalizado, y hasta celebrado, todo eso.
Pues sí, muy entrado en los últimos días de la campaña, los generales Mark Milley y John Kelly, que sirvieron bajo Trump, salieron públicamente a describir a Trump como un fascista. Incluso la propia Harris lo dijo un par de veces. Pero de ahí Harris y los demócratas continuaron socavando activamente esta verdad difundiendo y enfocándose en la idea engañosa de que el problema con Trump es que únicamente piensa en sí mismo, o que “nos está dividiendo” al “pueblo estadounidense”. Estos demócratas están encubriendo la realidad de que más o menos la mitad de país está apoyando al fascismo.
Bob Avakian, en el artículo titulado El fascismo y el sistema entero el cual publicó justo antes de las elecciones, habla de las razones por las que los demócratas no pueden decir la verdad sobre esto:
admitir que esencialmente la mitad de Estados Unidos es fascista revienta toda la mitología de la “ciudad luminosa en una colina” y de “líder del mundo libre”, la que es crucial para la manera en que intentan mantener la articulación de Estados Unidos y proyectar su poderío en el mundo.
Todo esto me lleva a algo críticamente importante:
Mientras se te limiten los horizontes a lo que sea posible dentro de los confines de este sistema —mientras sigas creyendo que las únicas “opciones realistas” respecto al rumbo de la sociedad suponen el apoyo a un partido u otro de la clase dominante de este sistema (demócrata o republicano)— el resultado será una continuación de los horrores.
Ya es hora de buscar con seriedad soluciones fuera y más allá de este sistema.
Ya es hora de una revolución para derrocar y arrancar de raíz todo este sistema y crear un sistema fundamentalmente diferente y mucho mejor.
Esto es posible.
Debido a Bob Avakian y al trabajo que él ha hecho durante décadas, existe un marco completamente nuevo de la emancipación humana —una estrategia y enfoque fundamentado en la ciencia y el mundo real, para no solamente derrocar el sistema existente sino crear un sistema emancipador mucho mejor que posibilita y desencadena a las personas para que se forcejeen entre sí sobre cómo poner manos a la obra a fin de desguarecer y superar todas las relaciones de opresión y explotación por motivos de raza, sexo, género y clase. Una revolución y un sistema completamente nuevo capaz de conducir a la emancipación de toda la humanidad. Bob Avakian ha escrito un plano para cómo hacerlo en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte.
Por encima de todo eso, Bob Avakian viene dando de manera activa la dirección estratégica necesaria —por medio de sus mensajes digitales @BobAvakianOfficial y de otras formas— para guiarnos en hacer esta revolución una realidad.
Como dijo Bob Avakian hace tres años, en Algo terrible, O algo verdaderamente emancipador:
Las cosas no son como eran en el pasado, y la realidad es la siguiente: no es posible limar las divisiones profundas, al interior de la clase dominante, y en la sociedad en general — únicamente se volverán más profundas y agudas, más encarnizadas y antagónicas. Aquí va la verdad fundamental que hay que entender clara y profundamente:
No es posible resolver estas divisiones… en el marco que ha existido, y que ha mantenido la articulación de las cosas, durante casi 150 años, desde poco después del fin de la Guerra Civil de Estados Unidos que condujo a la abolición de la esclavitud — no es posible resolverlas sobre la base de la “democracia” capitalista que ha sido la forma “normal” de gobierno capitalista (dictadura) durante tanto tiempo.
Fíjense, las cosas ya se han salido de los límites de lo que ha sido normal durante tanto tiempo bajo este sistema. El hecho de que algunos peces gordos de este sistema abiertamente calificaron a Trump de fascista es tan sólo un ejemplo al respecto. Y estas divisiones no desaparecerán. En una situación de este tipo, unas maniobras de parte de Trump o de sus seguidores o una cantidad de otros acontecimientos podrían causar una intensificación aún mayor de estas escisiones entre los gobernantes y en la sociedad.
Pues ahora aquí nos encontramos. Quizá te hayas aturdido por el resultado de las elecciones, quizá te desesperances debido a la posibilidad de obtener una sociedad más justa — y, si eras una persona que piense en la posibilidad de una revolución real, quizá hayas concluido que esta situación demuestre que semejante revolución es imposible.
Pero si pensaras esas cosas, estarías equivocado, y muy equivocado.
Todos los horrores a los que ahora nos enfrentamos, incluido que grandes cantidades de personas hayan recurrido al fascismo, son un resultado del funcionamiento básico y las dinámicas básicas de este sistema, y únicamente es posible abordar y transformar fundamentalmente todo esto en la lucha contra este sistema en su conjunto. Y además, únicamente en ese contexto existe la posibilidad de ganarnos a algunos de aquellos a los que, por ahora, ese fascismo ha atraído.
Lo que ocurrió en estas elecciones es una manifestación del hecho de que en realidad, existe solamente una alternative positiva posible y una resolución positiva posible a toda esta locura — la cual es una revolución para derrocar y arrancar de raíz todo este sistema — el que, de la mano que sus otros crímenes monstruosos, ha engendrado este fascismo.
Lo que ocurrió en estas elecciones también enfatiza contundentemente, y manifiesta el hecho de que las fuerzas para esta revolución —incluido EL CUERPO REVCOM Por La Emancipación De La Humanidad— tienen que ser la columna vertebral, y llegar a estar al frente, de la lucha contra el fascismo, y hacerlo como una parte de la lucha para hacer caer todo este sistema del capitalismo-imperialismo, y poner algo mucho mejor en su lugar. Esto no será fácil, pero puede importar de manera decisiva en que la humanidad esté sometida al terrible futuro que acaba de dar un salto quántico con el triunfo electoral de Trump — o que le arranquemos un futuro verdaderamente emancipador.
Necesitamos propagar la consigna y luchar por esta verdad:
Todo este sistema está podrido e ilegítimo: Necesitamos y exigimos una forma completamente nueva de vivir, un sistema fundamentalmente diferente
Y debemos acompañarlo con el contenido de este desplegado, que describe vivamente los cambios liberadores los que una revolución real llevará a cabo, y que detalla cómo se puede plasmar:
Es necesario abolir y desmantelar el sistema capitalista-imperialista y las instituciones de gobierno existentes en Estados Unidos — y reemplazarlos por un nuevo sistema socialista basado en la CONSTITUCIÓN PARA LA NUEVA REPÚBLICA SOCIALISTA EN AMÉRICA DEL NORTE.
A toda persona a la que este fascismo la haya estremecido y la sacudirá, tenemos que hacer que se abran enérgicamente el debate y lucha con seriedad sobre la realidad más profunda que he trazado hoy. Y a toda persona que haya estado trabajando por la revolución —o que justo ahora empiece a pensar en la revolución— ya es hora de templarse y robustecers, de activar a cantidades crecientes de personas hacia las filas de la revolución en el curso de esta lucha, y de profundizar continuamente su entendimiento de la necesidad, y su determinación de luchar por la revolución emancipadora que es posible.
Al hacerlo, todos tenemos que unirnos para declarar:
¡En nombre de la humanidad, nos negamos a aceptar un Estados Unidos fascista!