Tu detención injusta demuestra que has tocado una fibra sensible. Intentan silenciarte, pero fracasarán.
Hace exactamente un mes, te me quitaron. Este es el tiempo más largo que hemos estado separados desde que nos casamos. Te extraño más y más cada día, y a medida que se acerca la llegada de nuestro hijo, me atormenta la incertidumbre que me acecha: la posibilidad de que no estés presente en este momento tan importante. Cada patadita, cada contracción, cada pequeño aleteo que siento en mis adentros me sirve como un recordatorio ineludible de la familia a la cual hemos soñado forjar juntos. Sin embargo, me han dejado sola para navegar este profundo paso, mientras tú soportas los crueles e injustos confinamientos de un centro de detención.
No podría estar más orgullosa de ti, Mahmud. Representas todo lo que siempre soñé en una pareja y en el padre de mis hijos. ¿Qué más podría pedir como modelo a seguir para nuestros hijos que un hombre que, con una convicción inquebrantable, defiende la liberación de su pueblo, plenamente consciente de las consecuencias de decir la verdad ante el poder? Tu valentía es inagotable, y ahora más que nunca, me maravilla tu fuerza y determinación. Tu voz, tu fe en la justicia y tu negativa a ser silenciado son las cualidades por las cuales eres el hombre que amo y admiro.
No olvidaremos quiénes son los que han orquestado esta injusticia: los funcionarios del gobierno y los administradores universitarios que te han atacado sin motivo, sin la menor prueba que justifique sus acciones. Sentados en sus torres de marfil, batallan por inventar mentiras y distorsionar la verdad, lanzan acusaciones como si fueran piedras con la esperanza de que algo te llegue. Lo que no comprenden es que sus esfuerzos son inútiles. Tu detención injusta demuestra que has tocado una fibra sensible. Has desbaratado las falsas narrativas que tanto se han esforzado por mantener y has dicho una verdad que les aterra reconocer. ¿Qué más tenemos que nuestro derecho fundamental a la libertad de expresión, cuando constantemente intentan despojarnos de nuestra dignidad, diciéndonos que no merecemos la vida, el respeto ni la voz? Ahora, buscan castigar esa misma expresión, silenciar las palabras que desafían sus sistemas corruptos y opresivos.
Persistiremos, con mayor determinación aún, y transmitiremos esa fuerza a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos, hasta que Palestina sea libre.
Intentan silenciarte. Intentan silenciar a cualquiera que se atreva a denunciar las atrocidades que ocurren en Palestina. Pero fracasarán. No nos silenciarán. Persistiremos, con mayor determinación aún, y transmitiremos esa fuerza a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos, hasta que Palestina sea libre. Espero con ansias el día en que pueda contarle a nuestro hijo las historias de la valentía de su padre, de la valentía que corre por sus venas y del orgullo que debería sentir por llevar sangre palestina… tu sangre. Y, sobre todo, rezo para que no tenga que crecer luchando la misma batalla por nuestras libertades fundamentales.
Nos reuniremos pronto. Hasta entonces, seguiré luchando por ti, por nosotros y por nuestra familia. Tu resiliencia y tu valentía nos guiarán a través de la tormenta. Eres mi mejor amigo, mi camarada, el aire que me sostiene cuando siento que ya no me quede ninguna. Sé que tu espíritu es inquebrantable, que no podrán quebrantarte y que saldrás de esto más fuerte que nunca. No me cabe duda de que, cuando por fin te liberen, levantarás las manos y corearás: “Libertad para Palestina”.