Una embarcación venezolana en aguas internacionales (izquierda) poco antes de ser bombardeada por Estados Unidos (derecha), 2 de septiembre de 2025.
Durante meses, Trump y su régimen fascista han venido intensificando sus acciones y amenazas militares contra Venezuela y su presidente, Nicolás Maduro. La semana pasada, estas amenazas y ataques dieron un gran salto cuando Trump anunció que autoriza la intervención encubierta de la CIA en Venezuela. También afirmó que estaba contemplando ataques militares directos contra Venezuela, tras semanas de bombardear lanchas rápidas frente a las costas venezolanas con el pretexto de atacar al narcotráfico.
En un flagrante desafío al derecho internacional y las leyes estadounidenses, Trump está amenazando con librar una guerra contra otro país sin ninguna provocación.
Ataques no provocados
En septiembre, Trump envió un memorando confidencial a miembros selectos del Congreso, afirmando que su régimen considera a los miembros de los cárteles de la droga como “combatientes ilegales” con los que Estados Unidos mantiene un “conflicto armado no internacional”. En otras palabras, Trump declaró que el narcotráfico equivale a un ataque armado contra Estados Unidos, lo que justificaría el uso de la fuerza militar —como el bombardeo de las lanchas rápidas— como respuesta. Según la Constitución de Estados Unidos, únicamente el Congreso tiene derecho de autorizar el uso de la fuerza militar o declarar una guerra. Los presidentes pueden tomar medidas unilaterales únicamente en materia de la defensa propia inmediata del país. Por lo tanto, con esta declaración de “guerra” contra los cárteles, Trump desafiaba la Constitución al arrogarse poderes extraordinarios.
El régimen de Trump no ha presentado ni una sola prueba que respalde sus afirmaciones sobre los barcos que atacaron frente a las costas venezolanas. Pero aunque resultara que los barcos en realidad transportaban drogas, ¡¿y qué?! El narcotráfico es un delito, pero no se castiga con la muerte. Los ataques estadounidenses a estos barcos constituyen crímenes graves según el derecho estadounidense e internacional. Expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas condenaron estos ataques militares estadounidenses, calificándolos de “ejecuciones extrajudiciales”.
(Mientras tanto, Estados Unidos ha impuesto sanciones económicas a Venezuela las que han causado terribles sufrimientos, incluidas muertes innecesarias, para forzar un cambio de régimen ahí para ceder a las exigencias estadounidenses. No obstante, no se oye a Venezuela amenazar, y mucho menos llevar a cabo, acciones militares contra Estados Unidos en defensa propia. Para parafrasear, así es como se ve el imperialismo: dondequiera que Estados Unidos ponga un pie.
El ejército elabora “opciones” para otra guerra imperialista estadounidense
Y ahora, según se informa, los militares estadounidenses está elaborando opciones para que Trump las considere al llevar a cabo ataques en territorio venezolano, supuestamente contra sospechosos de narcotráfico. Pero la fuerza militar que han acumulado en la región caribeña desde agosto sería capaz de muchísimo más que perseguir a algunos narcotraficantes. Han desplegado 10.000 soldados, cazas de combate F-35A, un escuadrón de asalto anfibio, tres destructores, un crucero de misiles teleguiados y un submarino nuclear de ataque rápido. El 15 de octubre, en una dramática muestra de amenazas aéreas, bombarderos B-52 volaron durante varias horas cerca del espacio aéreo venezolano. Todo esto está ejerciendo máxima presión sobre Maduro y su régimen, al tiempo que le da a Trump opciones sobre qué hacer a continuación.
Desde principios de septiembre, las fuerzas armadas estadounidenses han llevado a cabo al menos siete atentados con bombas contra embarcaciones en aguas internacionales cerca de Venezuela, y han matado a unas 32 personas. El último ataque tuvo lugar el 17 de octubre, cuando tres hombres murieron en una embarcación que, según el régimen de Trump, transportaba drogas para un grupo rebelde colombiano. Ahora se ha sabido que al menos dos de los asesinados en uno de sus atentados anteriores eran en realidad pescadores de Trinidad, que se dirigían a unirse a otro barco pesquero. De hecho, estos atentados se están llevando a cabo a lo largo de las rutas que utilizan los pescadores para llegar a sus zonas de pesca.
En una señal de posibles divisiones entre los altos mandos de las fuerzas armadas estadounidenses, se anunció que el almirante de cuatro estrellas de la Armada que supervisa la intensificación de operaciones en el Caribe, Alvin Holsey, renuncia inesperadamente a su cargo, en el primer año de su mandato de tres años. Si bien no se ha dado ninguna explicación pública sobre la repentina salida, el New York Times informa que “un funcionario estadounidense en activo y un funcionario antiguo, quienes hablaron bajo condición de anonimato para discutir asuntos de personal, afirmaron que el almirante Holsey había expresado su preocupación por la misión y los ataques a los presuntos barcos de narcotraficantes”. Según la agencia de noticias Reuters, “…había existido tensión entre el almirante Alvin Holsey y Hegseth por las operaciones en el Caribe y dudas sobre su despido…”
La meta final del régimen de Trump: un cambio de régimen
El régimen fascista de Trump no ha ocultado que la meta final de su campaña de presión es expulsar del poder a Maduro. Trump puso fin a las conversaciones “diplomáticas” con el gobierno de Maduro este mes, después de que este se negara a ceder a las exigencias estadounidenses de renunciar voluntariamente al poder. Si bien Maduro ha intentado ofrecerle acuerdos a Trump, que supuestamente implican concesiones sobre el petróleo y otros recursos de Venezuela, también ha calificado lo que Trump intenta como un “golpe de estado” y está movilizando fuerzas militares de defensa por todo el país. Maduro se burló de la autorización de Trump a las operaciones de la CIA en Venezuela: “¿Alguien puede creer que la CIA no ha estado operando en Venezuela durante los últimos 60 años?”.
La movilización de masivas fuerzas militares estadounidenses cerca de Venezuela en sí puede contribuir a la campaña de presión para obligar a Maduro a dimitir. Pero el peligro de que Estados Unidos ataque a la propia Venezuela de alguna manera es cada vez mayor.
Al mismo tiempo, el régimen de Trump se ha reunido con fuerzas opuestas a Maduro fuera del país, e incluso con algunos miembros del gobierno de Maduro, para tratar quién lo reemplazaría en caso de su destitución. Esto incluye a la lideresa del principal partido de la oposición, María Corina Machado, quien ¡dedicó su recién galardonado Premio Nobel de la “Paz” a Trump! Uno de sus asesores le dijo al New York Times: “Ella estaba coordinando con la administración Trump y tenía un plan para las primeras 100 horas tras la caída de Maduro” que “garantizaría una transición estable para su candidato”.
El jueves 16 de octubre, según un exfuncionario de la administración Trump, funcionarios del gobierno venezolano propusieron un plan según el cual el presidente Maduro aceptaría dejar el cargo con el tiempo, dimitiendo después de tres años y cediendo el poder a su vicepresidente. La propuesta fue rechazada por el régimen de Trump.
Las amenazas y ataques del Trump imperialista intimidador contra Venezuela y cualquier otro país que se sume a la condena a estos ataques son completamente ilegales e ilegítimos. Estas acciones representan un peligro extremo para el pueblo venezolano, para la población de Estados Unidos y para el mundo entero. Es este régimen fascista al que hay que expulsar, ¡YA!