A continuación, explicamos las formas en que Trump, desde su toma de posesión hace apenas cuatro semanas, ha lanzado una ofensiva sin cuartel para establecer con firmeza un Estados Unidos fascista.
El líder revolucionario Bob Avakian abrió su Mensaje de Año Nuevo con esta definición aguda y concisa:
Trump 2025 no es simplemente otra administración que llega al poder. Esto es fascismo: la dictadura indisimulada de este sistema del capitalismo-imperialismo en el país capitalista-imperialista más poderoso del mundo —abierta y agresivamente opresivo y represivo— un fascismo azuzado por la demencia fundamentalista cristiana y anticientífica, que toma medidas para imponer a la fuerza su demencia racista, perseguidora de inmigrantes y odia-mujeres y odia-gente LGBT, decidido a desatar un saqueo capitalista desenfrenado y un expansionismo imperialista franco, preparado para aplastar con la violencia toda oposición o resistencia.
El artículo que sigue muestra cómo esto está sucediendo en todos los ámbitos y en la sociedad en su conjunto.
EL FASCISMO ES ILEGÍTIMO
No importa cómo llegue al poder (inclusive de llegar al poder mediante elecciones), el fascismo siempre es ilegítimo. Y aquí hay que preguntarse, para quienes sienten que la victoria electoral de Trump de alguna manera lo valida:
¿Hay alguna persona, aparte de los nazis declarados, que argumentaría que el gobierno de Hitler fue legítimo, aunque llegó al poder mediante los “procesos normales” de la Alemania de Weimar? ¡¿Hay alguna persona decente que no estaría de acuerdo en que Hitler debería haber sido expulsado del poder, mediante una movilización de las masas, antes de que su gobierno fascista se consolidara por completo, con todos los horrores indecibles que siguieron?!
Como una parte esencial de sus vertiginosos esfuerzos para establecer este fascismo, Trump está rompiendo todas las normas, y en particular el estado de derecho y los principios constitucionales, de este sistema.
En la Declaración Necesitamos y exigimos: Una forma completamente nueva de vivir, un sistema fundamentalmente diferente, los revcom dejan claro:
Mientras sigamos viviendo bajo el dominio de este sistema del capitalismo-imperialismo, defenderemos a las personas contra los ataques a su vida y a los derechos que se supone que garantiza la Constitución de los Estados Unidos.
Esta defensa es importante por sí misma y es una parte importante de derrotar el fascismo. Es extremadamente urgente que todas las personas, incluidas las que ahora creen fervientemente en la Constitución y la forma de gobierno de este sistema, se unan para llevar adelante esa lucha. Hacen contribuciones importantes aquellas personas que han señalado la destrucción del estado de derecho (haga clic aquí y aquí, páginas que también forman parte de nuestra página, Voces de Resistencia) y han llamado a la gente a resistir. Esto debe desarrollarse y llevarse más lejos.
Al mismo tiempo, Necesitamos y Exigimos también dice:
[N]ecesitamos un sistema completamente diferente, con una Constitución completamente diferente —la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte—, que proporcionará derechos mucho más amplios para las personas, incluido el derecho básico a tener el papel fundamentalmente determinante en una nueva sociedad y gobierno cuyo propósito y objetivo es eliminar toda explotación y opresión, en todas partes.
Sonamos la alarma tanto porque esta lucha es muy importante en sí misma como porque es parte de llegar a ese “sistema completamente diferente”. Los horribles ataques ya en marcha casi con certeza darán un salto a un nivel “superior” —y significativamente peor y mucho más difícil de revertir— si no se organiza una lucha contra todo este régimen ilegítimo con el fin de derrotar todo este programa fascista MAGA.
Por todas esas razones, nosotros los revcom apoyamos de todo corazón el llamado de Rechazar el Fascismo a tomar las calles el Día de los Presidentes en torno al lema:
¡NO! ¡EN NOMBRE DE LA HUMANIDAD, NOS NEGAMOS A ACEPTAR UN ESTADOS UNIDOS FASCISTA!
Lo que sigue es una visión de la forma y dimensiones generales de los ataques de Trump de las últimas cuatro semanas y algunas de las formas clave en que esto ha sucedido y está sucediendo.
El fascismo de Trump y MAGA ve al propio Trump como alguien por encima de la ley e insiste en que los demás lo vean así.
El 15 de febrero, Trump publicó en las redes sociales un mensaje en la que declaró que “Quien salva a su País no viola ninguna Ley”, y luego colocó esa frase en la parte superior de su página. Trump una vez se jactó de que podría asesinar a alguien en la Quinta Avenida de la Ciudad de Nueva York a plena luz del día y sus partidarios lo seguirían amando. Esta declaración trata esto como un hecho: todo lo que haga Donald Trump, siempre que lo haga en nombre de “salvar a su país”, es legal.
Este tema comenzó en su discurso inaugural, cuando Trump anunció que “Mi vida fue salvada por una razón”, en referencia al atentado contra su vida. “Dios me salvó para hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza”.
Trump utiliza el poder del cargo como una forma de desatar a los justicieros MAGA que lo adoran y de convertir a las fuerzas del orden en su fuerza de ataque privada.
En su primer día en el cargo, Trump indultó o conmutó la sentencia de casi todas las personas que irrumpieron violentamente en el Capitolio el 6 de enero de 2021 para impedir el recuento de votos electorales (que Trump perdió decisivamente) e instalar a Trump como presidente. Como resultado, la gran mayoría será devota a él aún más fanáticamente. Además, esta acción da luz verde a estos golpeadores para atacar como quieran sin temor al castigo.
Trump ha estado librando una guerra contra aquellos miembros del FBI que tuvieron algo que ver con la investigación del 6 de enero, forzando a algunos a renunciar, despidiendo a algunos y estableciendo que la lealtad a Trump personalmente sea el criterio principal. Su nuevo jefe del FBI en un libro de 2023 publicó una lista de enemigos, presumiblemente de aquellos a quienes él pretende utilizar el FBI para acosar y perseguir.
Trump también utilizó al Departamento de Justicia (DOJ, por las siglas en inglés) como herramienta política para promover sus propios intereses: esto se pone de relieve en el reciente caso del alcalde de la Ciudad de Nueva York, Eric Adams. El gobierno federal lo había acusado de soborno antes de que Trump asumiera el cargo. El DOJ de Trump ordenó a los abogados que presentaran una moción para retirar la acusación; la moción afirmaba que parte del motivo de la moción sería para que Adams pudiera llevar a cabo políticas en la Ciudad de Nueva York que Trump favorecía contra los inmigrantes. El abogado principal del Distrito de Nueva York, así como otros seis abogados a los que se les pidió que lo hicieran, se negaron... y renunciaron en protesta, sabiendo que serían despedidos. Al hacerlo, varios de ellos sonaron la alarma sobre la flagrante violación del estado de derecho básico.
Trump también ha retirado la protección del Servicio Secreto a ex funcionarios del gobierno que han estado bajo amenaza física pero que Trump ahora considera sus enemigos; esto incluye al ex general y jefe del Estado Mayor Conjunto Mark Milley (quien se opuso al intento de Trump de usar el ejército contra los manifestantes que protestaban por el asesinato de George Floyd en 2020); Anthony Fauci, odiado por la base de Trump por tomar medidas que en general fueron correctas para detener la propagación de COVID-19; e incluso ex miembros de su administración que han caído en desgracia ante él.
El fascismo de Trump y MAGA está librando una guerra en contra de los inmigrantes.
También en su primer día, Trump tomó medidas para poner fin a “birthright citizenship”, ciudadanía por derecho de nacimiento, cuales medidas son descaradamente inconstitucionales, una violación de la Enmienda 14 que estableció el derecho constitucional de ciudadanía para cualquier persona nacida en suelo estadounidense. Trump también puso en marcha la persecución masiva de millones de inmigrantes al dar carta blanca a la policía de inmigración para allanar iglesias, escuelas, hospitales y otros lugares. Como parte de esto, también tomó medidas para cancelar el estatus de protección legal de más de 500.000 refugiados, lo que podría hacerlos sujetos a expulsión de Estados Unidos. Para manejar todo esto, Trump abrió las mazmorras de tortura del campamento penitenciario militar estadounidense en Guantánamo, Cuba, donde los inmigrantes, que ya están llegando a este infierno, estarán fuera del alcance de cualquier asistencia legal. Al mismo tiempo, Trump ofreció asilo político instantáneo a los agricultores sudafricanos blancos en Sudáfrica. (Vea Los fascistas de Trump y MAGA inician una ofensiva genocida contra el pueblo negro — y no digan que ¡"no puede ocurrir aquí”!)
Trump está librando una guerra contra los negros.
Dedicamos un artículo entero a este tema aquí esta semana. Y en cuanto a las tonterías de Trump de que quiere un Estados Unidos “daltónico”, nos remitimos al excelente análisis de Bob Avakian sobre la mentira detrás de esta constante afirmación fascista aquí.
Trump ha continuado con sus políticas misóginas odiamujer.
El 13 de febrero, el “secretario de salud, educación y bienestar” de Trump, Robert Kennedy, Jr., anunció que “el presidente Trump me ha pedido que estudie la seguridad de la mifepristona”. La mifepristona es un fármaco que permite a las mujeres inducir el aborto en casa. Desde que fue aprobada hace 25 años, la mifepristona ha sido utilizada de forma segura por alrededor de 6 millones de estadounidenses, según la FDA. Se utiliza ampliamente para el aborto y el tratamiento de abortos espontáneos, tiene una eficacia superior al 95% y es más segura que el Tylenol. Sin embargo, Kennedy dijo: “Estoy de acuerdo con él [Trump] en que no podemos ser una nación moral si tenemos 1,2 millones de abortos al año”, y agregó: “Sirvo a voluntad del presidente, voy a implementar sus políticas”.
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Manifestantes frente al Hospital Langone de la Universidad de Nueva York exigen que los jóvenes transgénero tengan acceso a atención médica de reafirmación de género, 3 de febrero de 2025. Foto: AP
Trump está atacando brutalmente a las personas trans.
Trump implementó su campaña en torno al odio, la promoción de temor y la agitación dirigidos contra dos grupos: los inmigrantes y las personas trans. Él y su campaña se burlaron y deshumanizaron implacablemente a las personas trans, mintieron sobre ellas y fomentaron temores infundados. Trump incluyó su intimidación despiadada, ignorante y extremadamente peligrosa en su discurso inaugural, en el que declaró que solo hay dos géneros, que se determinan “en la concepción”, lo que básicamente significa que las personas trans no existen y, por lo tanto, no merecen derechos ni reconocimiento. Inmediatamente trató de obligar a unas 1.500 mujeres trans a trasladarse a prisiones para hombres. Si bien ese ataque fue revocado, Trump ordenó el fin de todos los pagos, subvenciones, etc. para la atención médica de transición y los servicios relacionados para las personas trans menores de 19 años relacionados con su transición, y está trabajando para prohibir por completo la atención de transición; y ha implementado medidas para negar a las personas trans la atención médica financiada por el gobierno federal y esto ha logrado que algunos hospitales retiren vergonzosamente el tratamiento a los jóvenes trans.
Mientras tanto, han llegado al extremo de eliminar la T, de Trans, en el Monumento Nacional del Parque Stonewall, que conmemora la lucha por los derechos LGBT.
Trump, desde su discurso inaugural, ha hecho amenaza tras amenaza contra otros países y otros pueblos.
Esto ha incluido amenazas contra Groenlandia de tomarla, amenazas contra Panamá de apoderarse del Canal de Panamá, amenazas contra Canadá de anexarla y, lo más escandaloso de todo, su continua insistencia en su lunática y genocida “propuesta” de obligar a los dos millones de palestinos de Gaza a abandonar su tierra natal y entrar en el exilio permanente para que Trump pueda tomarla y convertirla en un resort de lujo.
Desde el principio Trump ha atacado la ciencia y el pensamiento basado en evidencia y ha promovido la ignorancia (disfrazada de “sentido común”) y una clase de religión militarista e intolerante que pretende dominar la vida pública.
Para empezar, Trump nombró a Robert F. Kennedy, Jr. para encabezar lo que tiene que ver con la salud del país. Kennedy no tiene formación en ciencias médicas, pero ha dedicado su carrera a atacar la vacunación salvavidas, e incluso el conocimiento científico comprobado y esencial de que los gérmenes y los virus transmiten enfermedades. Trump ya ha comenzado a poner el poder del gobierno federal detrás de esta locura: el 14 de febrero ordenó que se retuvieran los fondos federales para las escuelas y universidades que exigen que los estudiantes se vacunen contra el COVID-19.
Pero en ciertos sentidos aún más perniciosa es la idea que Trump ha promovido de que el pensamiento basado en la evidencia no es tan importante como lo que él llama el “sentido común”. Durante siglos el “sentido común” le decía a la gente que la Tierra era plana y que los demonios causaban enfermedades (y algunos seguidores de Trump todavía lo creen, pero la mayoría de las personas que han tenido la oportunidad de aprender a pensar en el gran mundo NO lo creen). Sin embargo, estos fascistas utilizan el “sentido común” como justificación para casi todas sus medidas. Esta consagración del “sentido común” adquirió una dimensión espantosa y despiadada cuando, inmediatamente después de la trágica colisión entre un avión y un helicóptero el 29 de enero que causó 67 muertes, Trump dijo que fue causada por la “DEI” (políticas de diversidad, equidad e inclusión). Cuando la prensa le pidió pruebas, dijo “sentido común”. En otras palabras, Trump no necesitaba pruebas, sino que podía confiar en sus propios prejuicios racistas y sexistas inculcados por su educación.
En consonancia con esta promoción generalizada de la ignorancia, Trump ha seguido fortaleciendo a los fascistas cristianos en el núcleo de su “base”. En un par de discursos recientes en desayunos de oración, declaró su misión de “defender los derechos de los cristianos y los creyentes religiosos” y “devolver a Dios a nuestras vidas”. Una orden ejecutiva titulada “Ampliar la libertad y las oportunidades educativas para las familias” tiene como objetivo desviar potencialmente miles de millones de dólares cada año de dinero público dirigiéndolo a escuelas privadas, predominantemente religiosas. Además, se espera que sus aliados en el Congreso presionen para que en los próximos meses se apruebe el primer programa de vales para escuelas privadas financiado por el gobierno federal a nivel nacional.
Trump ha puesto al multimillonario Elon Musk en un rol extremadamente poderoso, responsable sólo ante Trump, para cerrar o recortar agencias gubernamentales, especialmente aquellas que proporcionan cualquier tipo de asistencia a las masas populares.
Musk se ha jactado de haber puesto a una agencia gubernamental —en este caso USAID, un mecanismo a través del cual Estados Unidos lleva a cabo programas sociales en países extranjeros como parte de la consolidación de sus alianzas— “en la trituradora de madera”. Ha hecho, o ha anunciado la intención de hacer, cosas similares con otras agencias como el Departamento de Educación, la Oficina para la Protección del Consumidor y al menos una docena más. La idea, como dijo el recién nombrado director de la Oficina de Administración y Presupuesto, es hacer que las personas que trabajan en estas agencias “no quieran ir a trabajar por la mañana, porque cada vez más se los ve como los villanos”.
Las despiadadas maniobras de Musk han provocado la congelación de cheques, la paralización repentina de programas importantes que afectan profundamente a la vida de las personas y han dejado sin trabajo de la noche a la mañana a miles de personas que han dedicado su vida al servicio. Cuando se han denunciado a los secuaces de Musk por racismo (uno de ellos literalmente publicó, entre otras cosas, “Yo era racista antes de que se volviera popular”), después de una breve controversia Musk los ha mantenido en su puesto y ha continuado con sus intervenciones. Han metido las narices en los sistemas de pago de agencias gubernamentales como la Seguridad Social y, en general, no han reconocido ninguna autoridad más que Trump, quien nombró a Musk sin ningún tipo de legislación o proceso de confirmación al hacerlo. Elon Musk no es el centro del problema, pero con su crueldad, su absoluta falta de preocupación por el daño que está causando y su desacato, sí lo concentra.
Un último punto: el dominio de Trump sobre los medios de comunicación ha convertido la vida cotidiana en un torrente de mentiras, amenazas, agitación cargada de odio, insultos y locura. Pero esta locura tiene un método. El objetivo es intimidar, confundir y desmoralizar a las decenas de millones de personas decentes que no pueden soportar este fascismo. El objetivo es silenciar mediante la conmoción y pavor a quienes no solo quieren luchar contra esto, sino que quieren detenerlo.
Bob Avakian, nuevamente en su Mensaje de Año Nuevo, dijo:
Contrariamente a lo que nos dicen constantemente, no fue “el pueblo estadounidense” quien eligió este fascismo. No existe un “pueblo estadounidense” indiviso — hay “dos países” dentro de este país.
De ahí Avakian analiza las raíces de los “dos países” en la Guerra Civil de Estados Unidos y la “línea directa de la Confederación pro-esclavitud, de los años de la Guerra Civil, al fascismo del día de hoy, con su determinación de hacer que Estados Unidos una vez más sea abierta y agresivamente supremacista blanco, supremacista masculino y anti-gente LGBT”. Concluye:
Ya no es hora de encerrarse en sí mismo e intentar ‘cuidarse de sí mismo’ mientras el coloso inexorable del fascismo de Trump y MAGA cobra impulso y aplasta a las masas de personas. Ya es hora de conectarnos con todos los demás que sienten la misma indignación por el fascismo de Trump y MAGA — ya es hora de la acción colectiva y de la lucha abnegada para un bien mayor: el bien mayor de derrotar a este fascismo”.