Saludos
Les escribo desde las trincheras de los sitiados pasillos del mundo académico — una de las escasas esferas en esta sociedad en que se valoran, se fomentan y se les permite florecer aunque de manera parcial el pensamiento crítico, la libre investigación, la vida de la mente, la contestación de ideas, el desafío de ideas y autoridades establecidas, y la búsqueda tenaz de la verdad. Todo esto está bajo ataque desde el puesto más poderoso en la historia humana, a una velocidad vertiginosa, con un desprecio total tanto para el estado de derecho como las normas preciadas de la integridad intelectual y el compromiso científico. Una política clave del programa fascista de Trump, así como de regímenes fascistas antes de él, es de rehacer de manera fundamental la educación superior en su propia imagen, como un sitio de la lealtad ciega al poder, donde se ataquen y se supriman la investigación, la indagación y la enseñanza que desafían el chovinismo de Estados Unidos Ante Todo, el oscurantismo fundamentalista cristiano y los implacables dictados del saqueo capitalista destructor del planeta.
En estos tiempos oscuros, es nuestro deber resistirnos a estos ataques como parte de impedir la plena consolidación del fascismo MAGA. Esto requerirá lucha colectiva, sacrificio, determinación y bastante valor. Pero también tenemos que preguntar, y debatir con amplitud de miras y curiosidad intelectual, algunos interrogantes grandes. ¿De dónde surgió este movimiento de crueldad xenofobia, moralidad de Edad de Tinieblas, y lealtad ciega? ¿Por qué se encuentran en sus filas millones de personas en Estados Unidos? Y, ¿qué hace falta para conectarse con los otros millones de personas, aquellas que han quedado repugnadas por lo que están presenciando y sedientes de un cambio real, y no un “regreso a la normalidad”? ¿Hay no solamente un camino de salida sino un camino hacia adelante — hacia un nuevo mundo audazmente atrevido y eminentemente posible?
Bob Avakian se ha puesto a trabajar para forjar algo que usted probablemente no considere posible ni quizás deseable: un nuevo comunismo que se desarrolla sobre la base de lo que precedía pero que avanza mucho pero mucho más, hacia un territorio verdaderamente inexplorado. Al hacerlo, él ha producido una obra majestuosa y un plano para ese mundo nuevo. Una sociedad en que el estado de derecho no dependa de la ley del lucro ni los dictados de los poderosos. En que no solamente se les permita a las personas cuestionar a las autoridades sino que se les aliente hacerlo, y se les provean fondos gubernamentales a aquellos que se oponen a las políticas del estado. Aquellos, que antes se les privaba toda oportunidad de decidir el rumbo de la sociedad, de conectarse con la ciencia y las ideas, se les empoderará para participar en estas esferas como propias. Mientras dirijan a las personas a disolver los abismos milenarios entre los opresores y los oprimidos, los que gobiernan no solamente tolerarán el disentimiento sino que lo fomentarán y lo acogerán. No suprimirán ideas impopulares sino las debatirán y aprenderán de ellas. Y el papel de intelectuales, científicos, académicos y escritores será fundamental para este proceso de maneras que difieren marcadamente de las sociedades socialistas del pasado.
En medio de un torbellino fascista que amenaza con aplastar toda verdad que contradijera su misión de “Hacer que Estados Unidos Vuelva a Tener Grandeza”, y a toda persona que dijera estas verdades, tenemos que resistirnos hombro a hombro con todo lo que tengamos, uniendo a aquellos de muchas diferentes perspectivas. Sin embargo, por importante que es esa lucha, no es suficiente. Necesitamos una visión positiva de un mundo por el cual realmente vale la pena luchar, una visión que no solamente nos obliga a exigir un fin a la embestida contra la institución de la educación superior y el estado de derecho sino que también nos invita a imaginar algo mucho mejor en su lugar. Y en este momento, nos hacen falta discusión y debate serios, sinceros y amplios sobre el camino adelante. El nuevo comunismo de Bob Avakian es una visión así. De manera impávida, aborda y resuelve algunos de los problemas más espinosos y las deficiencias más graves de la primera ola de revoluciones comunistas y sociedades socialistas del siglo 20. Se trata de un socialismo que desencadena a intelectuales en vez de restringirlos; que acoge el debate de masas y la contestación de ideas; en el cual reina el estado de derecho. Esta visión, esta obra, este líder, requiere su atención con seriedad. Pero no confíe en mi palabra: éntrele por su cuenta. Permita que le rete. Responda con sus preguntas y sus críticas más difíciles. Y hágalo como parte de un movimiento colectivo de intelectuales y otros que trabajamos con El Instituto Bob Avakian, que tiene por objeto abrir debate y discusión en torno al nuevo comunismo como parte de su misión de preservar, proyectar y promover la obra de Bob Avakian.
En particular, le recomiendo la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto); el folleto El fascismo de Trump y MAGA: A qué nos enfrentamos en realidad, por qué, y qué hay que hacer para derrotarlo antes de que sea muy tarde; y la segunda parte de la entrevista reciente a Bob Avakian titulada “El nuevo comunismo: Una forma completamente diferente de vivir, un sistema fundamentalmente diferente” (en inglés). Y acompañe a mí y a otros en una serie de discusiones sobre el fascismo, el capitalismo y el nuevo comunismo patrocinada por El Instituto Bob Avakian, en inglés. Regístrese aquí.
En solidaridad
John Hedlund, instructor de sociología y voluntario con El Instituto Bob Avakian