Un jurado en un juicio civil en el estado estadounidense de Dakota del Norte emitió un veredicto escalofriante la semana pasada en una demanda contra la organización ambientalista Greenpeace. Greenpeace fue condenada a pagar $660 millones a la corporación de oleoductos Energy Transfer, debido a su apoyo a las enérgicas protestas contra el oleoducto Dakota Access de Energy Transfer en la reserva indígena de Standing Rock. El veredicto, de ejecutarse, llevaría a la quiebra a Greenpeace Estados Unidos. Este veredicto supone un paso más hacia la criminalización de la expresión de oposición y las acciones de protesta en Estados Unidos.

Marty Garbus, abogado que supervisó el juicio y que ha representado a reconocidos activistas y voces de conciencia como Nelson Mandela, Daniel Ellsberg, César Chávez y Václav Havel, declaró: “En mis seis décadas de ejercicio de la abogacía, nunca he presenciado un juicio tan injusto como el que se celebró contra Greenpeace en los tribunales de Dakota del Norte. Este es uno de los casos más importantes de la historia de Estados Unidos. La ley que puede resultar de este caso puede afectar cualquier manifestación, religiosa o política. Es mucho más grande que el movimiento ambientalista. Sin embargo, el tribunal de Dakota del Norte renegó de su deber sagrado de llevar a cabo un juicio justo y público y, en cambio, permitió que Energy Transfer pisoteara el estado de derecho”. 

Greenpeace es una organización ambiental de renombre mundial. Utiliza lo que denominan “confrontación creativa no violenta” para luchar por causas Ambientales. Desde 1971, ha organizado campañas contra las pruebas nucleares, la caza de ballenas y la destrucción de los bosques. En 2016 y 2017, respondió a los llamamientos de los pueblos indígenas para participar en las protestas en Standing Rock.

En 2016 y 2017, la batalla contra el oleoducto Dakota Access atrajo a decenas de miles de personas a la remota reserva de Standing Rock, en Dakota del Norte. El oleoducto, con un flujo diario de 500.000 barriles de petróleo, aceleraría el calentamiento global y amenazaría directamente la tierra, el agua y los sitios sagrados del pueblo sioux de Standing Rock. Greenpeace apoyó las protestas, pero no fue la principal organizadora.

Aunque el oleoducto Dakota Access finalmente se impuso tras la primera presidencia de Trump, las poderosas protestas lo retrasaron, lo que le costó dinero a Energy Transfer. Si bien demandaron por daños y perjuicios, los objetivos de Energy Transfer no eran principalmente financieros, sino parte de una agenda política fascista. Al Jazeera informó: “El multimillonario director ejecutivo de Energy Transfer, Kelcy Warren, un importante donante a Trump, solía estar abierto en cuanto a sus motivaciones.

“Su ‘objetivo principal’ al demandar a Greenpeace, declaró en entrevistas, no era solo una compensación económica, sino ‘enviar un mensaje’.

“Warren hasta dijo que los activistas ‘deberían ser eliminados del acervo génico’”. En otras palabras, asesinados.

Una farsa de justicia de principio a fin

El juicio fue una farsa de justicia de principio a fin. Entre las atroces violaciones de los derechos fundamentales y la justicia en este caso:

- Energy Transfer es una de las 100 empresas más grandes de Estados Unidos. Posee 193.000 kilómetros (120.000 millas) de oleoductos, promoviendo una economía basada en combustibles fósiles que está destruyendo el planeta con el cambio climático. Esta empresa instalaba oleoductos en tierras robadas a los sioux y a otros pueblos indígenas, destruyendo el agua, la tierra y sus sitios sagrados. En cualquier sistema de justicia decente, su demanda contra Greenpeace por atreverse a interponerse en su camino habría sido desestimada.

- El juicio tuvo lugar en el condado de Morton, Dakota del Norte, donde la mayoría de las personas trabajan en la industria de los combustibles fósiles o tienen vínculos estrechos con quienes lo hacen. La Corte Suprema del estado rechazó la solicitud de Greenpeace de celebrar el juicio en un condado diferente. La solicitud incluía los resultados de una encuesta realizada en 2022 a 150 posibles jurados, que reveló que el 97% de los residentes afirmó no sería un jurado justo ni imparcial en la demanda.

- El juez permitió la incorporación de personas al jurado a pesar de sus vínculos con la industria de los combustibles fósiles. Un grupo de observadores legales que observaba el juicio informó: “La mayoría de los jurados en el caso tienen vínculos con la industria del petróleo y el gas, y algunos admitieron abiertamente que no podían ser imparciales, así y todo el juez los aceptó como jurados”.

- El proceso se llevó a cabo en gran parte fuera de la vista del público. Los juicios en Dakota del Norte generalmente se transmiten en vivo, pero el juez, a petición de Energy Transfer, no lo permitió. Además, miles de documentos fueron sellados y no están disponibles para el público. Por esta razón, un grupo de destacados abogados y otras personas viajaron a Dakota del Norte para supervisar el juicio e informar sobre lo sucedido.

- Los abogados de Energy Transfer afirmaron que Greenpeace dirigió una “conspiración criminal”. La verdad es que Greenpeace ayudó a las protestas de Standing Rock de algunas maneras muy positivas (como brindar capacitación sobre la no violencia), pero las protestas fueron organizadas por indígenas norteamericanos y reunieron a más de 200 tribus norteamericanas en apoyo así como muchos miles de otros de todos los sectores de la sociedad.

- La demanda alegó que las protestas fueron “violentas”. La realidad es que sí hubo mucha violencia, en su abrumadora mayoría contra los manifestantes y dirigida por la policía local y los matones de seguridad privada contratados por la empresa. Se desató una feroz represión contra las protestas, con gas pimienta, gas lacrimógeno, balas de goma y cañones de sonido. Rociaron a los manifestantes rociados con cañones de agua en temperaturas bajo cero. Muchos resultaron gravemente heridos. 

Las implicaciones jurídicas de este veredicto tan peligroso son, como ha señalado Greenpeace, una amenaza para cualquiera que participe en cualquier protesta, ya sea que la organice o no, o incluso esté de acuerdo con todos los objetivos y acciones de los líderes de la protesta. Está dirigido contra los indígenas norteamericanos, las protestas por el clima y el medio ambiente, y cualquier protesta que vaya en contra de los supuestos intereses y objetivos de los fascistas que ahora gobiernan Estados Unidos. 

Greenpeace está apelando el veredicto. Sus esfuerzos legales deben ser apoyados. Al mismo tiempo, y aún más importante, debemos resistir con firmeza a todo el régimen fascista, como dice Bob Avakian en su importante mensaje “El régimen fascista de Trump, como el de Hitler antes que él, es un régimen de horrores — y es completamente ilegítimo:

Antes de que el régimen fascista de Trump pueda consolidarse por completo y llevar a cabo horrores aún peores que los que ya está perpetrando, hay que derrotarlo mediante una poderosa movilización de masas — que venza todos los esquemas de “dividir para conquistar”, unifique a todos los que se pueda unir, desde muchos puntos de vista y perspectivas diferentes, en oponerse, desafiar y resistir activamente a este fascismo, con números de personas que crezcan cada vez más — que avance rápidamente para incorporar a millones de personas, decididas a crear una crisis política tan profunda que Trump no pueda gobernar el país y continuar implementando su programa fascista, con todas sus terribles consecuencias.