ALERTA: Estados Unidos y sus aliados de la OTAN están considerando con seriedad un nuevo paso extremadamente peligroso en la guerra de sustitutos entre Estados Unidos y Rusia en Ucrania, un paso con consecuencias potencialmente catastróficas: permitir que Ucrania utilice armas de la OTAN para atacar por primera vez a blancos muy al interior de Rusia.

En el pasado, Estados Unidos se ha mostrado precavido en dar ese paso por temor a desencadenar una guerra más amplia, posiblemente directamente entre Estados Unidos y Rusia, lo que podría perjudicar los intereses estadounidenses. Pero los cálculos imperialistas a sangre fría de los gobernantes estadounidenses quizá estén cambiando.

En las últimas semanas, Estados Unidos y la OTAN aparentemente han considerado con seriedad autorizar que Ucrania utilice misiles británicos y franceses de largo alcance para atacar muy al interior de Rusia. Se informa que este fue el tema central de la reunión del 13 de septiembre entre el presidente Biden y el primer ministro británico Starmer. El New York Times informa que esta medida “podría tener consecuencias muchas más grandes” que las medidas anteriores de Estados Unidos y la OTAN para surtir a Ucrania armas cada vez más letales.

Esto constituiría la intervención más directa de Estados Unidos y la OTAN en esta sangrienta guerra que ha durado dos años y medio, y una escalada dramática — una escalada con consecuencias impredecibles y potencialmente mortíferas para millones, tal vez miles de millones, de personas.

El dirigente ruso, Vladimir Putin, advirtió inmediatamente que tal medida “significaría que los países de la OTAN —Estados Unidos y los países europeos— estarían en guerra con Rusia… Y si eso es así, pues, teniendo en cuenta el cambio en la esencia del conflicto, tomaremos las decisiones apropiadas en respuesta a las amenazas que se nos plantearán”.

Se trata de una declaración muy siniestra de Putin, que ha amenazado repetidamente con que Rusia iba a utilizar armas nucleares si se sintiera que sus intereses estratégicos o su existencia estuvieran fundamentalmente amenazados.

Para agravar aún más la situación, el 15 de septiembre, el periódico británico The Guardian y otras fuentes noticiosas británicas informaron que “Gran Bretaña y Estados Unidos han expresado temores de que Rusia haya compartido secretos nucleares con Irán a cambio de que Teherán le suministre a Moscú misiles balísticos para bombardear a Ucrania”. Si ese informe es cierto, aumenta la presión en la situación; si no lo es, podría indicar que hay fuerzas en Gran Bretaña y/o en Estados Unidos que intentan aumentar la presión.

UCRANIA: NO es una guerra justa para defender a Ucrania y la “democracia” — es una reaccionaria guerra de sustitutos entre potencias imperialistas rivales

Biden y los imperialistas estadounidenses presentan la matanza en Ucrania como una guerra justa en defensa de la soberanía ucraniana y como las líneas del frente de una batalla entre la democracia occidental y la “autocracia” rusa. Éste fue un tema importante de Kamala Harris en su reciente debate con Trump.

La invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 fue, en efecto, un acto de brutal agresión imperialista. Pero los imperialistas estadounidenses no respondieron luchando por los intereses del pueblo ucraniano y del mundo. Respondieron de la única manera en que podían: en consonancia con los intereses imperiales de su sistema, mismos que dictaban que no permitieran que su rival ruso avanzara en su propia dominación. Al contrario, aprovecharon la invasión para tratar de asestarles a sus rivales imperialistas rusos una derrota masiva. De hecho, Estados Unidos ha utilizado al pueblo de Ucrania como carne de cañón en esta guerra de sustitutos, una guerra que, según se estima, ya ha resultado en entre 600.000 y 800.000 soldados muertos o heridos en ambos bandos y más de 35.000 civiles muertos o heridos en Ucrania¹.

Estados Unidos está decidido a asestarle a Rusia una derrota militar y un duro golpe a su influencia y ambiciones globales. Tanto Estados Unidos como Rusia han dejado claro que no pueden permitir que uno o el otro prevalezca. Al mismo tiempo, ambos bandos han maniobrado para evitar una guerra total.

Sin embargo, los sucesos sobre el terreno han obligado a ambos bandos a intensificar la guerra de forma progresiva frente a las dificultades. A lo largo de la guerra, Biden ha surtido a Ucrania armas cada vez más letales después de vacilar: artillería HIMARS, luego tanques Abrams M1, luego cazas F-16 y misiles ATACMS de corto y largo alcance.

En los últimos meses, Rusia se ha apoderado de más territorio en el este de Ucrania, donde, según se informa, se están escaseando soldados y municiones. Mientras tanto, Ucrania lanzó un ataque sorpresa y se apoderó de una pequeña zona de territorio ruso. El primer ministro británico calificó de “cruciales” las próximas semanas y meses para la guerra de Estados Unidos y la OTAN en Ucrania.

Una confrontación militar directa entre Estados Unidos y Rusia entraña el peligro extremo de que el conflicto se derive en un espiral hacia un conflicto nuclear.

En el pasado, Estados Unidos y la OTAN surtieron armas que se habían utilizado dentro de Rusia, pero solo cerca de las fronteras con Ucrania. Ahora Biden está a punto de autorizar el uso de armas que pueden atacar al interior de Rusia.

Los funcionarios y “expertos” militares estadounidenses han restado importancia al peligro de que Rusia intensifique seriamente su ofensiva o recurra a las armas nucleares. Afirman que Putin está mintiendo. Se trata de una especulación irresponsable y criminal por parte de unos criminales de guerra que están apostando de nuevo con la vida de cientos de millones, tal vez miles de millones, de personas en aras de sus propios objetivos imperialistas depredadores².

Todo esto subraya la urgencia e inmediatez de la declaración del líder revolucionario Bob Avakian de que:

Nosotros, la gente del mundo, ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas sigan dominando al mundo y determinando el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes. Y es un hecho científico que no tenemos que vivir así.