El martes 21 de enero, dos días después de que comenzó el cese el fuego en Gaza y un día después de que Trump asumió el cargo, Israel lanzó una nueva y más intensa campaña de represión y asesinato en  contra de  los palestinos en Cisjordania. Los israelíes afirman que se trata de una operación “antiterrorista”, pero en realidad es una extensión más de la campaña israelí de “limpieza étnica” genocida que han llevado a cabo desde hace casi un año y medio.

Cisjordania es la zona de la Palestina histórica situada al oeste del río Jordán (en el lado este de lo que hoy es Israel). En ella viven 2,5 millones de palestinos y las Naciones Unidas ha dictaminado que debería formar parte de un futuro Estado palestino. Sin embargo, Israel la ha mantenido bajo ocupación militar desde que Israel se apoderó de ella en una guerra en 1967.

Un principio básico del derecho internacional es que un país que ocupa un territorio no puede simplemente apropiárselo como parte de su propio país. Pero desde 1967, Israel, con el respaldo de Estados Unidos, ha violado el derecho internacional e inundado Cisjordania con asentamientos ilegales y 500.000 colonos, repartiéndose el territorio y obligando a los palestinos a vivir en pequeñas zonas rodeadas por militares israelíes y cercadas por “puestos de control”. Al mismo tiempo, “colonos” fuertemente armados y rabiosamente racistas someten a la población palestina al terror continuo.

Los israelíes atacan Yenín, un centro de resistencia

El principal objetivo inicial fue Yenín, una ciudad de 50.000 habitantes en el norte de Cisjordania. Yenín ha sido durante mucho tiempo un centro de resistencia palestina. Esta resistencia comenzó en la década de 1930 contra el colonialismo británico, continuó en 1948 contra la fundación de Israel y desde entonces ha persistido contra las atrocidades y el apartheid que Israel sigue imponiendo. Casi todos sus habitantes son refugiados de la limpieza étnica de la Palestina histórica a manos de Israel¹.

En la actualidad, pequeños grupos de combatientes fundamentalistas islámicos se enfrentan periódicamente a las fuerzas israelíes. Israel ha utilizado esos enfrentamientos para justificar una tormenta de limpieza étnica dirigida contra el pueblo palestino en su conjunto.

Un ataque contra Yenín similar al de Gaza

El ministro de Defensa de Israel, Katz, calificó la nueva campaña militar en Cisjordania como parte de “un cambio en la estrategia de seguridad” que sacó lecciones de la guerra genocida de Israel en Gaza.

El martes por la mañana, las fuerzas israelíes atacaron Yenín con tropas, ataques aéreos, drones, helicópteros artillados Apache de fabricación estadounidense, enormes buldóceres y otras armas.

Testigos presenciales informaron de tiroteos y explosiones constantes, de la instalación de puestos de control por toda la ciudad y de la creación de “corredores” por los que obligaron a las familias a huir (a punta de pistola) “o pagar las consecuencias”. Describieron haber visto cadáveres en las calles y ambulancias bloqueadas al tratar de llegar hasta los muertos y los heridos.

Los médicos informaron que los soldados israelíes habían sitiado dos hospitales y que los equipos médicos estaban bajo fuego. Unos 600 trabajadores médicos y pacientes se vieron obligados a refugiarse durante la noche en un hospital gubernamental, mientras los buldóceres israelíes amontonaban tierra contra las puertas del edificio para impedir que la gente saliera. Durante la semana, tres médicos y dos enfermeras recibieron disparos en la carretera que conduce al hospital, según el director del hospital.

Un joven dijo que Israel cortó el suministro de agua y electricidad, obligando a su familia a huir. “Es como si vinieran directamente desde Gaza con grandes vehículos, disparos agresivos y drones”, dijo. Otro dijo: “El ejército israelí quiere destruir el campamento… Quieren destruir las casas, arrasar las calles con los buldóceres y expulsar a los residentes del campamento. Nos dijeron que nos fuéramos antes de que empezaran a bombardear”.

Hasta ahora han muerto al menos 13 palestinos y, en el momento de redactar este artículo, unas 2.000 familias han sido desplazadas por los combates.

Policías de la “Autoridad Palestina” avalada por Estados Unidos sitian a Yenín

El ataque israelí a Yenín se produce poco después de un sitio de seis semanas contra el campo de refugiados por parte de la Autoridad Palestina (AP), que ya había expulsado de sus hogares a tres cuartas partes de los residentes de Yenín. Esta “Autoridad” supuestamente representa al pueblo palestino en Cisjordania, pero en realidad son unos vergonzosos colaboradores y traidores de los palestinos. Esta falsa “Autoridad” fue creada por Estados Unidos e Israel en 1994 como parte del Acuerdo de Paz de Oslo, y sigue siendo financiada por Estados Unidos y la Unión Europea. Su verdadero papel nunca ha sido el de representar al pueblo palestino sino que servir de policía para controlar al pueblo palestino en nombre de Israel, Estados Unidos y los imperialistas occidentales.

Durante estas seis semanas, la Autoridad Palestina ha cortado el suministro eléctrico a las familias, ha negado a la población el acceso a la atención médica y ha atacado a los médicos. Estos lacayos, al igual que Israel, han detenido a periodistas y a combatientes de la resistencia, algunos de los cuales denuncian haber sido torturados por la AP.

“Estoy muy indignado por la invasión de la Autoridad Palestina. Quemaron las casas, instalaron francotiradores en los tejados y abrieron fuego al azar”, dijo un residente de Yenín al Guardian. “Esto continuó hasta que las fuerzas israelíes entraron en el campamento… vivimos entre dos fuegos”.

La violencia de los colonos y los militares israelíes se dispara en toda Cisjordania

El ataque de Israel a Yenín se produce tras una violencia militar y de colonos israelíes sin precedentes en Cisjordania desde el 7 de octubre de 2023.

• Desde entonces, las incursiones militares israelíes casi diarias y unos 1.400 ataques de colonos han matado a casi 800 palestinos y herido a otros 6.700. Más de 14.000 palestinos han sido detenidos.
• Según las Naciones Unidas, “aproximadamente 4.250 palestinos han sido desplazados y 1.760 estructuras han sido destruidas”.
• El número de asentamientos ilegales que se están construyendo no tiene precedentes.
• Antes de esta última invasión, Israel ya había atacado Yenín más de una docena de veces durante el año pasado.
• Según la ONU, las fuerzas israelíes han matado a 34 palestinos en Cisjordania desde principios del nuevo año, entre ellos seis niños.

Trump da luz verde a la violencia genocida y aviva aún más violencia

En su primer día en el cargo, Trump tomó una serie de medidas que dieron luz verde y desataron una violencia aún más extrema de Israel contra los palestinos en Cisjordania (vea “Semana #1: Trump desata atrocidades aún más extremas de parte de Israel y sus gobernantes religiosos fanáticos”).

Mientras Trump tomaba estas medidas, los colonos israelíes atacaron Jinasfut, una aldea palestina de Cisjordania, hiriendo a unas 21 personas e incendiando casas, automóviles, una guardería y un taller, según funcionarios de la aldea².

Esto es terrorismo genocida, no “contraterrorismo”

Mientras Israel siembra el terror sobre el pueblo palestino en Cisjordania, justifica su brutal asedio como parte de “operaciones antiterroristas” diseñadas “para prevenir y detener a los terroristas antes de que lleguen a nuestros civiles”.

El New York Times repite el núcleo de esta narrativa al “informar” de que los palestinos han muerto en Cisjordania en “enfrentamientos con las fuerzas israelíes y los colonos”. Este “modelo” de objetividad (imperialista) no menciona que los principales objetivos de Israel son los civiles y pretende que unos pocos combatientes fundamentalistas islámicos ligeramente armados son comparables a los modernos y fuertemente armados militares de Israel y a los fanáticos justicieros colonos armados que trabajan con ellos.

Cuando Netanyahu habla de una campaña “extensa y significativa” en Cisjordania para “erradicar el terrorismo”, está aprovechando las acciones contra Israel de estos grupos islamistas reaccionarios, con el fin de desatar una limpieza étnica terrorista y un genocidio dirigidos contra la población civil, como ha llevado a cabo Israel en Gaza.

Los funcionarios israelíes de derecha hablan abiertamente de su programa genocida. En noviembre, Ben-Gvir, en ese entonces ministro de Seguridad Nacional de Netanyahu, sugirió que Israel debería anexar directamente Cisjordania. Y el ministro de Finanzas Smotrich, según se informa anticipando la victoria de Trump, ordenó que se hicieran preparativos para la anexión de Cisjordania este año.

Con Trump y sus fanáticos fascistas cristianos pro-Israel en el poder, Israel puede de hecho intentar implementar esta pesadilla genocida sin precedentes y continuar su guerra regional más amplia, destinada a afianzar el dominio estadounidense e israelí en todo Medio Oriente.