Una de las críticas que hizo Kamala Harris y otros liberales contra Trump durante la campaña electoral era de que supuestamente él era un “aislacionista” que perjudicaría la posición de Estados Unidos en el mundo y por tanto su “seguridad nacional”.
En realidad, la palabra para describir a Trump no es “aislacionista” sino IMPERIALISTA — un imperialista sanguijuela asesino en masa. Fíjense nada más en su rueda de prensa del 7 de enero, donde Trump
se negó a descartar el uso de la fuerza militar para apoderarse del Canal de Panamá, debido a que es “vital para nuestro país”. Hace poco había amenazado con retomar el canal a la fuerza si el gobierno panameño, que lo administra, no se doblegara ante sus demandas de reducir la tarifa por el tránsito de barcos estadounidenses y de quitar a China todo rol en el canal.
declaró que presionará para más control estadounidense sobre Groenlandia (a pesar de las objeciones de Dinamarca, un miembro de la alianza militar OTAN encabezada por Estados Unidos; Groenlandia es un territorio autónomo dependiente de Dinamarca), diciendo que Estados Unidos la necesita por “motivos de seguridad nacional”. Al igual que en el caso el Canal de Panamá, se negó a descartar el uso de la fuerza militar.
dijo que “se armará la gorda en el Medio Oriente” si Hamas no suelta a los rehenes israelíes bajo su control en Gaza para cuando él tome posesión. Esto implicaría aún más terror y destrucción para el pueblo palestino por encima del genocidio apoyado por Estados Unidos durante los últimos 15 meses.
declaró con respecto a México: “Vamos a cambiar el nombre del Golfo de México al Golfo de América, lo que suena bonito y cubre mucho territorio”.
habló de convertir a Canadá, también un miembro de la OTAN, en el estado #51 de Estados Unidos porque sería “mucho mejor para la seguridad nacional”.
Trump trataba de hacerse pasar por algún tipo de gánster de sangre fría al amenazar no solamente a los enemigos de Estados Unidos sino a los “aliados” o países dominados principalmente por Estados Unidos. Ponía sobre aviso a todos que Estados Unidos iba a exigirles a sus “aliados” mucha más sumisión (por lo tanto su humillación a Canadá, México, Dinamarca). Biden y Harris han estado dando un apoyo total a Israel en su genocidio del pueblo palestino en Gaza, al mismo tiempo que tratan de alardear hipócritamente de sus inquietudes “humanitarias” — Trump puso en claro que ahora cuando Estados Unidos lleva a cabo o apoya asesinatos, desmanes y brutalidades horripilantes (en Gaza y en otras partes), lo hará de manera aún más descarada y despiadada. Mandó una señal inequívoca de que el Estados Unidos fascista MAGA [Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza] ni siquiera fingiría estar obligado por tratados ni la soberanía nacional (tal como con sus amenazas a Panamá, Dinamarca, México y Canadá). Y reclamaba el derecho abierto y arrogante de un control indiscutido estadounidense sobre todo el Hemisferio Occidental, desde el Océano Ártico en el norte hasta el extremo sur de Sudamérica, al cual los imperialistas yanquis lo consideran su “patio trasero”.
China en la mira — y la amenaza de una guerra mundial
En comparación con el primer mandato de Trump, los imperialistas estadounidenses ahora se enfrentan a un mundo con aún más peligros y desafíos a su dominación mundial, especialmente de parte de sus rivales imperialistas en China. Aunque existen escisiones agudas sin precedentes entre el sector fascista MAGA y el sector “tradicional” (básicamente, los demócratas) de la clase dominante estadounidense, se ha perfilado un consenso entre los gobernantes en su conjunto de que China constituye la amenaza principal al dominio estadounidense del mundo y que hace falta intensificar los preparativos para una guerra. Durante su administración, Biden rompió abiertamente con la posición de los presidentes anteriores desde hacía décadas, al declarar repetidamente que Estados Unidos mandaría soldados estadounidenses a Taiwán si China maniobrara para apoderarse de la isla a la fuerza. (Los gobernantes de China reclaman a Taiwán, que ahora se gobierna independientemente de China, como parte de su territorio soberano, y han dejado en claro su intención de “reunificar” la isla como parte de China). Biden también maniobró para bloquear la capacidad de China de comprar chips semiconductores avanzados, que son cruciales para una economía moderna, no solamente a compañías estadounidenses sino a otros países también — un paso que se ha descrito como “un acto de guerra”.
En su rueda de prensa, Trump también amenazó a China, acusándola de supuestamente “manejar” el Canal de Panamá y de tener barcos chinos “por todos lados” cerca de Groenlandia. Esto es otra indicación de que Trump tiene por objeto hostigar a China y prepararse para una guerra de una manera aún más abiertamente agresiva y dominante — al afirmar mucho más directamente los intereses imperialistas estadounidenses y ejercer un control más directo.
El ascenso del fascismo 2.0 de Trump y MAGA implica que sería posible que el mundo fuera presionado de una manera aún más acelerada hacia una lucha total entre los imperialistas dotados de armas nucleares sobre cuál es la potencia dominante a nivel mundial — una guerra que conlleva la verdadera posibilidad de extinguir a la humanidad. Esto constituye demencia criminal, impulsada por las necesidades y las dinámicas del sistema del capitalismo-imperialismo — un sistema que funciona, y únicamente puede funcionar, explotando cruelmente y oprimiendo asesinamente a las masas de personas por todo el mundo… y venciendo a sus rivales imperialistas y oponentes regionales por medio de guerras de asesinato en masa y destrucción de ser necesario, incluido el uso de armas nucleares.
En este contexto, las palabras del líder revolucionario Bob Avakian suenan con urgencia:
Nosotros, la gente del mundo, ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas sigan dominando al mundo y determinando el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes. Y es un hecho científico que no tenemos que vivir así.
No se puede confiar en que los demócratas luchen contra el fascismo de Trump y MAGA — debido a que, siendo un partido de la clase dominante, se rigen por las mismas necesidades y dinámicas de este sistema capitalista-imperialista. Tal como este artículo ha dejado en claro, Biden no discrepaba con Trump sobre si contender agresivamente con los rivales de Estados Unidos por la posición de opresor, explotador y asesino en jefe del mundo — discrepaban (y discrepan) sobre la manera de hacerlo.
Como señala Bob Avakian en el e-mensaje Revolución #103, “Por qué los demócratas están ayudando y facilitando el fascismo, lo que demuestra acerca de este sistema, y lo que deben hacer las personas decentes”:
Para los demócratas, la “estabilidad” del gobierno de este sistema del capitalismo-imperialismo, incluso en la forma de fascismo, es más importante que de hecho derrotar al fascismo.
Y:
Una vez más, los propios demócratas están recalcando la cuestión crucial que he enfatizado repetidamente (por ejemplo, en mi artículo EL FASCISMO Y EL SISTEMA ENTERO, que está disponible en revcom.us): los demócratas, y el sector “tradicional” de la clase dominante que ellos representan, no pueden luchar contra los fascistas de la manera que corresponde luchar en su contra — y se necesita librar esta lucha como parte de luchar por abolir este sistema entero.