Como comentamos la semana pasada, con el despido del jefe negro del Estado Mayor Conjunto, el general Charles Q. Brown Jr., y otros altos oficiales militares, el futuro de las fuerzas armadas estadounidenses, y el futuro para el que se están preparando los fascistas, quedó claramente en evidencia. Como señalaba ese artículo: “las fuerzas armadas de este sistema han llevado a cabo monumentales crímenes en su defensa de los intereses centrales del capitalismo-imperialismo. No obstante, la intención de todas estas acciones de parte de Trump debería ser clara: la transformación de las fuerzas armadas en una fuerza cualitativamente más supremacista blanca, misógina, anti-gay, sin trabas y, sobre todo, leal a Trump”.
Trump, su secretario de Defensa, Pete Hegseth, y otros fascistas no han terminado definitivamente con sus medidas para “blanquear y masculinizar” a las fuerzas armadas estadounidenses. Aquí van dos ejemplos.
Destitución del director negro del Instituto Militar de Virginia (VMI]
Cedric Wins, exdirector del VMI, despedido por Trump. Foto: Wikimedia Commons
El 28 de febrero, la junta del Instituto Militar de Virginia anunció que no iba a renovar el contrato del superintendente de la escuela, el mayor general Cedric Wins, quien es negro. Fundado en 1839, el VMI es la universidad militar del sector público más antigua de los Estados Unidos, y uno de los mayores productores de oficiales para las fuerzas armadas estadounidenses. Wins es el primer superintendente negro del VMI.
Wins se hizo cargo del VMI en 2021, poco después de que estallara un gran escándalo sobre forma en que los cadetes negros de la escuela eran víctimas de un racismo feo, generalizado. Después de un incidente en el que un estudiante blanco de segundo año amenazó con linchar a un cadete negro del VMI, el estado de Virginia ordenó una investigación. Cinco de los 12 cadetes negros entrevistados en la investigación dijeron que el período de “novatadas” para los nuevos estudiantes promueve la “intolerancia racial y/o la discriminación racial”. Este período se llama “la línea de ratas” e implicaba tortura física y mental para los nuevos estudiantes, incluidas cosas como el submarino (ahogamiento simulado). Pero la investigación no recomendó ningún cambio concreto.
De hecho desde hace mucho, la escuela ha tenido una afinidad abierta con la Confederación, el bando perdedor de los propietarios de esclavos en la Guerra Civil de Estados Unidos. No fue hasta 2020 que el VMI fue obligado a poner fin a una “recreación” anual de una batalla de la Guerra Civil en la que los cadetes de la escuela desempeñaban el papel de soldados de la Confederación esclavista.
Una de las acciones del general Wins después de asumir el cargo de superintendente fue retirar la estatua de un general de la Confederación, Thomas “Stonewall” Jackson, que había estado en un lugar destacado del campus. Wins también inició medidas para promover la diversidad. En respuesta, según el New York Times, “un grupo de exalumnos conocido como el Espíritu del VMI hizo campaña para poner fin a lo que llamó un ataque ‘woke’ (concienciado) a la universidad”. Cuando los supremacistas blancos y los fascistas atacan la DEI (“Diversidad, Equidad e Inclusión”) y lo que ellos llaman “woke (concienciado)”, lo que más a menudo quieren decir es que hay que eliminar todos y cada uno de los intentos de reformar las prácticas flagrantes de discriminar, segregar, excluir y borrar a los negros y otras personas oprimidas, y restaurar el racismo manifiesto que caracterizó todos los aspectos de la vida en los Estados Unidos, hasta hace apenas 75 años.
Y ahora, con Trump y MAGA en la Casa Blanca, obligaron a Wins a dimitir.
Despido de los abogados militares, y allanando el camino para violaciones abiertas del estado de derecho
Como informamos la semana pasada, el despido de los altos abogados del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea significa que ahora pueden “contratar a personas que fueran más indulgentes con los crímenes de guerra”. Si bien muchos crímenes de guerra cometidos por las fuerzas armadas estadounidenses quedan sistemáticamente impunes, incluso el pequeño porcentaje de perpetradores que reciben algún castigo es el colmo para los fascistas de MAGA.
En realidad, el peligroso impacto del despido de estos abogados militares, llamados jueces defensores generales, o JAG, va más allá de la posibilidad de que las tropas estadounidenses cometan aún más crímenes de guerra. En un importante artículo de opinión publicado en el New York Times, Frank Kendall, secretario de la Fuerza Aérea durante el gobierno de Biden, escribió que supuestamente los JAG tienen “autoridad legal independiente para decirle a cualquier comandante militar o persona designada políticamente que una orden del presidente o del secretario de Defensa es ilegal, no se puede dar y no debe ser obedecida”.
En otras palabras, si Trump, por ejemplo, ordenara a las tropas disparar a los manifestantes en la calle (como quería hacer durante su primer mandato), los JAG anteriores quizá hubieran constituido un impedimento potencial al decirles a los comandantes que la orden iba en contra de la Constitución y no debía ser obedecida. Ahora, con el despido de los JAG junto con el Jefe del Estado Mayor y otros altos oficiales militares, Trump y Hegseth han eliminado ese impedimento y pueden reemplazarlos con aquellos que obedecerán fielmente las órdenes aunque sean descaradamente ilegales. Hegseth dijo sin tapujos que los JAG destituidos representaban “obstáculos” — cuando se le preguntó qué quería decir, respondió: “Son obstáculos a las órdenes que da un comandante en jefe”.
En su artículo en el New York Times, Kendall sigue explicando la importancia de la decisión de Trump y Hegseth de reemplazar a los JAG: “Hace falta preguntarse por qué singularizaron a la dirigencia de los JAG para reemplazarla. Esto es parte de un patrón mucho más amplio de falta de respeto, incluso desdén, por el estado de derecho… Nuestro país se encuentra en un territorio no trazado. Tenemos una administración que está librando una guerra contra el estado de derecho. La evidencia está en todas partes. Todavía no sabemos hasta dónde llegará en sus esfuerzos por controlar, reinterpretar, reescribir, ignorar o desafiar las restricciones legales, incluida la propia Constitución. El reemplazo de la dirigencia militar de los JAG es una escaramuza en esa guerra…”
Es de gran importancia que un ex secretario de la Fuerza Aérea esté haciendo sonar la alarma de esta manera, y aunque habla desde la perspectiva de mantener y defender este sistema, hay que escuchar la alarma y prestarle atención.
YA es hora de que actúen aquellos que se le oponen
El líder revolucionario Bob Avakian escribió una declaración importante la semana pasada: El régimen fascista de Trump, como el de Hitler antes que él, es un régimen de horrores — y es completamente ilegítimo.
Esta declaración termina con este llamamiento:
Antes de que el régimen fascista de Trump pueda consolidarse por completo y llevar a cabo horrores aún peores que los que ya está perpetrando, hay que derrotarlo mediante una poderosa movilización de masas — que venza todos los esquemas de “dividir para conquistar”, unifique a todos los que se pueda unir, desde muchos puntos de vista y perspectivas diferentes, en oponerse, desafiar y resistir activamente a este fascismo, con números de personas que crezcan cada vez más — que avance rápidamente para incorporar a millones de personas, decididas a crear una crisis política tan profunda que Trump no pueda gobernar el país y continuar implementando su programa fascista, con todas sus terribles consecuencias.