“¡Gracias, Harvard!”. Manifestación de estudiantes y docentes de Harvard por su universidad, 17 de abril de 2025, Foto: AP
La intensa batalla entre Harvard y el régimen fascista de Trump y MAGA en torno a quién controlará la universidad continúa en escalada. Es muy significativo que Harvard esté atrayendo un apoyo más amplio y más diverso, aparentemente cada día.
El régimen de Trump ha estado librando una agresiva campaña contra las universidades en Estados Unidos, con Harvard y otras universidades de élite de la “Liga Ivy” en la mira. El 11 de abril, el régimen envió a Harvard una carta de cinco páginas que exige que ceda el control de su funcionamiento interno (currículum, contratación, investigación y admisiones) al gobierno. De no hacerlo, perderían su financiación federal.
El 14 de abril, Harvard se convirtió en la primera universidad en decir no. En una respuesta de dos páginas, Harvard dijo que las demandas en la carta del régimen de Trump violaban la Constitución de los Estados Unidos y pisoteaban prerrogativas universitarias, o derechos, reconocidos desde hace mucho tiempo por la Corte Suprema.
En una carta a la universidad, el presidente de Harvard, Alan Garber, escribió: “Ningún gobierno, independientemente de qué partido esté en el poder, debería dictar qué pueden enseñar las universidades privadas, a quiénes pueden admitir y contratar, y qué áreas de estudio e investigación pueden seguir”1.
Harvard es la universidad más antigua, más dotadas y más destacada de Estados Unidos y su desafío animó a otras universidades a resistir y dio ánimo a millones de personas.
Universidades: un frente de batalla clave en el esfuerzo de Trump por consolidar el fascismo y transformar la sociedad
Estudiantes, profesores y miembros de la comunidad de la Universidad de Harvard protestan contra los ataques a la libertad académica, 17 de abril de 2025. Foto: AP
La lucha por el control de los colegios y universidades en Estados Unidos es un frente de batalla clave en el esfuerzo de los fascistas por consolidar el poder y a la fuerza y a martillazos suprimir y reconfigurar a toda la sociedad de maneras horribles, incluida la forma de pensar de la gente e incluso lo que está permitido enseñar2.
¿Por qué los fascistas están compelidos a atacar a las universidades?
En el mejor de los casos, las universidades son bastiones de los avances más importantes de la Ilustración3, que surgió en Europa hace varios siglos en oposición al control estrangulador de la religión sobre la sociedad. Como escribe Bob Avakian: “Lo que en esencia se tiene en juego en esta división [entre los fascistas cristianos, y aquellas personas las que no son fundamentalistas religiosos] que es la aceptación, o la negación y el rechazo, del modo de pensar racional basado en la evidencia, incluida la importancia del pensamiento crítico, que ha sido, en un sentido amplio, la extensión de la Ilustración”.
Esta promoción del pensamiento racional basado en la evidencia significa que las universidades pueden ser, y han sido, espacios en los que es posible someter a las ideas de los gobernantes a análisis crítico y refutaciones. Y esta es también una razón clave por la que los campus universitarios han sido históricamente uno de los principales escenarios donde surgen nuevas ideas y movimientos oposicionales. Este se ha visto dramáticamente en la lucha justa y continua contra la embestida genocida israelí-estadounidense a Gaza, que ha recorrido al menos 140 campus en casi todos los 50 estados de Estados Unidos desde octubre de 2023.
La racionalidad basada en la evidencia y el pensamiento crítico siempre han estado muy controvertidos, incluso bajo un gobierno burgués “normal”. Pero con el ascenso del fascismo en Estados Unidos, cualquier atisbo de pensamiento crítico se percibe cada vez más como una amenaza.
Harvard presenta demanda: “Hay tanto en juego que no tenemos otra opción”
El régimen de Trump respondió a la carta de Harvard de rechazo a sus demandas congelando 2.200 millones de dólares en fondos federales, y según se informa, estaba planeando con recortar otros 1.000 millones.
Harvard respondió de nuevo con desafío. El 21 de abril, demandó a nueve agencias del régimen de Trump implicadas en los recortes4 por emprender una campaña arbitraria e inconstitucional para “castigar a Harvard por proteger sus derechos constitucionales”.
La demanda exigía la restitución de los fondos federales de Harvard, ya que la administración Trump los había congelado ilegalmente “como parte de su campaña de presión para obligar a Harvard a someterse al control gubernamental sobre sus programas académicos. Esto, en sí, viola los derechos constitucionales de Harvard”, afirmaba la demanda5.
La demanda también desmintió las afirmaciones del régimen de Trump de que luchaba contra el “antisemitismo” en Harvard. La congelación de fondos “no tiene ninguna relación con el antisemitismo ni con el cumplimiento del Título VI”, declara la demanda. El gobierno “no ha identificado, y no puede identificar, ninguna conexión racional entre sus inquietudes por el antisemitismo y la investigación médica, científica, tecnológica y de otro tipo que ha congelado, cuyo objetivo es salvar vidas de los estadounidenses”. (De la queja de Harvard contra el régimen)6.
Después de que Harvard rechazara las exigencias del régimen de Trump, pero antes de presentar su demanda, los funcionarios de Trump hicieron repetidos intentos de reabrir las conversaciones con la universidad7 Harvard se negó, y luego presentó su demanda, aunque sabía que iba a estar enfrentada en una batalla titánica sin garantías de éxito.
En una entrevista con la NBC, el presidente de Harvard, Alan Garber, afirmó que la demanda era esencial para proteger la independencia y los derechos constitucionales de Harvard, así como el futuro de la educación superior. “No transigiremos en torno a ciertos temas”, afirmó. “Lo hemos dejado muy claro”.
Cuando se le preguntó si era una pelea que podía ganar, Garber dijo que no sabía la respuesta. Pero añadió: “Hay tanto en juego que no tenemos otra opción”.
Más de 220 líderes de universidades y colegios se unen para condenar los ataques de Trump — Trump contraataca.
Al día siguiente de que Harvard presentó su demanda, más de 220 líderes de la educación superior firmaron una declaración conjunta de condena a la campaña de la administración Trump para controlar la educación superior.
Su Llamamiento a la Participación Constructiva comenzaba así: “Nos pronunciamos con una sola voz contra la extralimitación gubernamental y la interferencia política sin precedentes que ahora ponen en peligro la educación superior en Estados Unidos. Estamos abiertos a una reforma constructiva y no nos oponemos a la supervisión gubernamental legítima. No obstante, debemos oponernos a la intromisión indebida del gobierno en la vida de aquellos que estudian, viven y trabajan en nuestros campus”. Fue la primera vez que las universidades y colegios en Estados Unidos se unieron contra los ataques del régimen de Trump.
En respuesta, Trump lanzó una declaración en las redes sociales afirmando que “Harvard es una amenaza para la democracia”. Y luego desató una ola de órdenes ejecutivas, con la firma de siete que ponen la educación en la mira, con una concentración especial en eliminar todo esfuerzo restante para combatir la discriminación en la admisión, la contratación y la disciplina, o para enseñar la verdadera historia de Estados Unidos y la opresión y explotación que Estados Unidos ha perpetrado sobre las masas de personas en Estados Unidos y por todo el mundo.
En gran medida, todo esto sigue sin resolverse. Dentro de la propia Harvard, hay grandes donantes que ahora exigen que la universidad llegue a un “acuerdo” con Trump.
La cuestión ahora no es sólo cómo llevar adelante esta batalla crucial, sino cómo unir esta batalla a una lucha masiva, a nivel social, decidida a eliminar a este régimen fascista del poder AHORA.